Manteniendo a los orangutanes sanos y felices en el zoológico Hogle

24 October 2012 Written by  Julie Kiefer
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Elijah, un imponente orangután macho de 330 libras, y un rostro dulce, abre la boca, da vuelta, y levanta los brazos al aire cuando se le ordena. Pero se muestra renuente a poner su brazo en una manga de plástico que ayudaría a mantenerlo inmóvil para poder extraerle sangre. Dos de los custodios del zoológico Hogle a cargo de los grandes simios, Bobbi Gordon y Erin Jones, suavemente lo persuaden y le ofrecen bocados de fruta. Eventualmente su paciencia y persistencia tienen resultados. Él coopera.

“Como no podemos cargarlos y llevarlos al veterinario como haríamos con un perro o un gato, tenemos que entrenarlos para asegurarnos que podamos observarlos de cerca todos los días,” dice Gordon. Los simios están entrenados para permitir y ayudar a que los custodios del zoológico les cepillen los dientes, los pesen, puedan aplicarles inyecciones voluntarias y hacerles ultrasonidos cuando sea necesario.

Los custodios de los grandes simios no pueden descuidar ningún aspecto de estas revisiones médicas. Fue durante una sesión rutinaria de entrenamiento que se encontró una hinchazón en el pectoral derecho de Elijah en 2011. Ésta fue una observación astuta, tomando en consideración que es el único orangután macho con cáncer de mama. Desde entonces, él se ha sometido a dos operaciones para remover el tejido canceroso, la más reciente fue el verano pasado.

“Por medio de este entrenamiento podemos monitorear todo su cuerpo para buscar posibles hinchazones o tumores, y examinar su comportamiento para darse cuenta si no se está sintiendo bien durante el día,” dice Gordon. “Ha sido un aspecto crucial de su diagnóstico y tratamiento.” El cáncer de Elijah es de crecimiento lento, y su prognosis es buena.

Además de su bienestar físico, el entrenamiento también mantiene a los grandes simios estimulados mentalmente. “Son animales muy inteligentes,” explica Gordon. “Les gusta mucho aprender, les gusta mucho tener retos.”

Nada podría reflejar mejor ese mensaje que el ver a Elijah estrechando a su hija Acara, ambos mirando fijamente un video de YouTube en un iPad sostenido por Gordon. La organización sin fines de lucro Orangutan Outreach proporciona iPads para los orangutanes que viven en zoológicos de todo el país. “Que ellos [los visitantes] los vean, usando en el iPad un programa de dibujo que ellos mismos usarían, ayuda a que el público se dé cuenta de lo inteligentes que son estos chicos y lo importante que es tenerlos a salvo en su entorno natural,” explica Gordon.

Los genomas de los humanos y los orangutanes son similares en un 97%, convirtiéndolos en una de las especies más semejantes a la nuestra. Tal vez en parte debido a la similitud de los simios con los humanos, es difícil para los custodios del zoológico no desarrollar una conexión emocional con ellos. “Hasta cierto punto ellos son mi familia,” dice Jones. “Esa relación es sumamente importante para mí.” Su oficina, con ventanas que dan hacia el recinto donde habitan los grandes simios, está decorada con fotografías enmarcadas y carteles de esos mismos animales que ven casi todos los días.

Jones agrega con una sonrisa, “Yo hago todo lo que puedo para asegurarme de que tengan un día fabuloso.”

 

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